Informe Especial








Casi un millón y medio de personas viven en la zona de influencia
de la Reserva Forestal del Río Magdalena. Se trata de campesinos y
comunidades étnicas que, además de las limitaciones legales para
la titulación de estas tierras, donde han vivido por décadas, les ha
tocado padecer el conflicto armado. En el municipio antioqueño de
El Bagre un colectivo de comunicaciones, conformado por líderes de
las comunidades negras, campesinas e indígenas, trabaja en hacer
visible el sentir de todos los que viven esta problemática.


Los integrantes del Colectivo de Comunicaciones por el Derecho a la Tierra se han reunido en el municipio de El Bagre para recibir a los tutores que vienen desde Medellín a uno de los talleres de formación. Mientras avanza la jornada empiezan a ensayar la actuación para su primer cortometraje argumental. En la escena, se representa el sueño de Darío, uno de los personajes. Un hombre entra y grita:

—¡Darío! ¡Darío!
—¿Qué? —responde Darío.
—Ya llegaron los títulos.
—¿Qué?
—¡Los títulos!
—¿Dónde llegaron?
—¡A la plaza!
—¿Cuándo?
—Hoy mismo.
—Ah, listo, yo termino aquí y arranco.
—Bueno, listo.

Después de reclamar su título, Darío al fin puede acceder a un préstamo bancario. Pero, entonces, llega la hora de despertar. La escena es un sueño por dos razones: Porque representa un deseo colectivo de las comunidades campesinas y étnicas de El Bagre y, en general, de los habitantes de territorios ubicados en áreas de reserva forestal del país, y, segundo, porque las trabas legales e ilegales para la titulación de este tipo tierras son tantas, que lograr un título parece realizable sólo en el mundo de los sueños.

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