La propuesta de la Agenda por los Bosques y la Gente de San Lucas es una invitación al conocimiento, a la reflexión y a la acción interinstitucional, social y empresarial para la mejor suerte actual y futura de la gran riqueza que representan los bosques tropicales de la serranía de San Lucas, en especial la parte que se ubica en la jurisdicción del Departamento de Antioquia, Colombia –aproximadamente 404.318 hectáreas, de las cuales unas 338.000 hectáreas están dentro de la Reserva Forestal Nacional del río Magdalena (Ley 2ª de 1959).
Estos bosques conforman en gran medida las áreas rurales de los municipios de Segovia y Remedios (región del Nordeste); Zaragoza, Nechí y El Bagre (región del Bajo Cauca) y Yondó (región del Magdalena Medio) en Antioquia.
La serranía de San Lucas es un ecosistema forestal de mayor envergadura que la situada en Antioquia, aunque es desde aquí que se propone inicialmente esta Agenda para su conservación y recuperación. La mayor parte de San Lucas está situada en el sur del Departamento de Bolívar, se localiza al norte del ramal central de la cordillera de Los Andes y como unidad biogeográfica comprende también las planicies que se forman a su alrededor hacia el río Magdalena y el río Cauca, integrando un territorio de unos 15.165 km2.
Aunque existen bosques densos o con un alto grado de conservación natural en la parte antioqueña de la serranía de San Lucas-, en esos territorios existe también una diversidad de coberturas y de usos que se mezclan formando un mosaico que habla de la presencia humana: bosques con fuerte intervención humana; rastrojeras; pastos para ganado bovino; agricultura de pancoger; explotaciones de oro, tanto de veta como de aluvión, aunque es especialmente ésta la que genera las mayores áreas degradadas por minería; tumbas de montes para cultivos de coca para el procesamiento de la cocaína; asentamientos humanos de diversos tamaño, unas 5.300 familias campesinas y étnicas (aproximadamente 26.000 personas), sin considerar cabeceras corregimentales como Puerto López del Municipio de El Bagre cuya población en el caserío puede alcanzar los 7000 habitantes.
Un panorama del bosque y de la presencia humana nos revela que a medida que esta se intensifica el bosque disminuye. A mayor lejanía de las cabeceras municipales y de la red vial, generalmente mejor es el nivel de conservación de los bosques. Con la gente llegan las vías, con las vías llega más gente. Las maderas y los suelos se valorizan. Se forman mercados de maderas y de tierras, especialmente para la ganadería.
El bosque tiene riquezas que atraen la presencia humana: oro, cuya explotación hoy está en auge gracias a su buen precio y a la precariedad de otras alternativas; alimentos para el autoconsumo y el comercio, como los peces, los frutos y los animales; maderas; y la posibilidad de convertir algún fragmento del bosque en la finca y en la casa que muchas familias campesinas nunca han tenido o perdieron en alguna oleada de violencia.
Pareciera que hay una brecha irremediable entre la gente y el bosque. ¿Es irremediable?
La siguiente Agenda es una apuesta por fijar unidad de propósitos y de acciones en torno a la calidad de vida, la recuperación y la conservación de los bosques de San Lucas. Lo hacemos desde Antioquia, pues como región tenemos un compromiso específico y concreto por conservar uno de los pocos y más grandes bosques que quedan en nuestro Departamento. Sin embargo, sabemos que la articulación con lo que sucede en el sur del Departamento de Bolívar es parte de la construcción a la que debemos aportar.
El gran problema de partida
En San Lucas –como en general en Colombia- concurre un problema cuyas dos facetas a veces se divorcian: ni preservamos ni cultivamos bosques. Al tratar de formular el problema central de los bosques existe una tendencia muy fuerte a destacar la cuestión de la deforestación y a olvidar la otra faceta: somos una cultura extractivista que poco, muy poco hace, por establecer bosques. Tenemos una gran dificultad en reconocer las estrechas relaciones entre las dos facetas del problema.
La deforestación en San Lucas avanza sin tregua. Un seguimiento en tres momentos nos muestra esta tendencia sobre la situación de los bosques densos, que son uno de los varios tipos de cobertura forestal, la más valiosa de las allí presentes: en 2001 se contaba con 185367 has., en 2005 se había reducido a 173038 y en 2010 ya sólo se contaba con 53263 has.
Se destacan estas causas, en orden de importancia:
(i) La conversión de bosques a potreros para ganado vacuno como una forma de valorizar y apropiar tierras y como expresión de una inercia cultural; dicha conversión la anima el mercado de tierras y maderas que se fortalece gracias a la cercanía o inmediación a las vías. Esta es la causa que primordialmente provoca la deforestación
(ii) La explotación masiva, informal, espontánea e incontrolada de oro de aluvión, a cielo abierto, especialmente con retroexcavadoras. La agricultura –generalmente de pancoger, muy poca de comercialización- también contribuye a la deforestación. A los cultivos de coca se les ha atribuido una importancia como factor de deforestación cuya publicitación lo magnifica por encima de las otras causas, que son de mucha más envergadura.
En San Lucas –como ocurre en todo el País- no se cultivan bosques, no se establecen plantaciones forestales, predomina un divorcio entre cubiertas forestales y actividades agropecuarias. Lo forestal, como sector productivo, sólo se aprecia en la extracción de maderas y aún en este caso caracterizada por la irracionalidad que conduce, como todo extractivismo, a la insostenibilidad.
Para encarar el problema, apreciamos estas alternativas:
Dignidad para la gente que habita en San Lucas
Es prioritario trabajar por reconocer que los suelos forestales de la reserva forestal nacional en San Lucas son primordialmente territorios étnicos y campesinos, de gran diversidad cultural, habitados hace muchos años, no obstante su condición jurídica de baldíos nacionales inadjudicables. Las relaciones de esa población con su entorno natural son diversas, en muchos casos conflictivas, pero siempre susceptibles de atraerse a propósitos de conservación y de sostenibilidad.
Como derrotero de acción, visualizamos que cualquier acción que pretendamos en San Lucas pasa por la alianza y la solidaridad con el campesinado y las etnias Emberá, Negra, y Senú que allí habitan, lo cual debería expresarse en la construcción de compromisos mutuos entre comunidades e Institucionalidad en torno a la realización de los derechos y de los deberes ciudadanos previstos en la Constitución, lo que implica reconocer sus anhelos, sus culturas, sus historias, generalmente invisibilizadas o subestimadas.
Alianzas para construir institucionalidad, dignidad y sostenibilidad
Dada la poca presencia estatal y la larga historia de conflicto armado, San Lucas es un territorio cuya gobernabilidad e institucionalidad está por afianzarse. Una gran parte de la población, sino toda, ha sido víctima de varios conflictos armados, con todas las consecuencias negativas que ello conlleva. Ello aunado a la poca o nula información sobre la gente, obliga a que los procesos de ordenación forestal se articulen con la institucionalidad y las organizaciones sociales presentes en el territorio con el objetivo de construir institucionalidad, convivencia y programas de reparación integral y de reconciliación ante las secuelas del conflicto, en el marco del cual la reparación colectiva se convierte en una oportunidad, a la vez que en un determinante de los objetivos de ordenación forestal, pues ella implica la reconstrucción de los tejidos productivos y comerciales y la plena realización de derechos como el ambiente sano.
El cuidado de los bosques rebasa la responsabilidad, la competencia y la capacidad de las entidades del Sistema Nacional Ambiental, es una tarea que debe comprometer al conjunto de la institucionalidad y de la sociedad.
Como territorio fronterizo Antioquia-Bolívar, es crucial, además, establecer unidad de propósitos y de acciones frente a San Lucas entre la institucionalidad que hace presencia en ambos departamentos.
La cultura forestal es posible
Dada la condición de agricultores de gran parte de los pobladores rurales de San Lucas, es factible fijar como objetivo su tránsito a la silvicultura. El agricultor tiene destrezas y disciplinas que hacen posible pensar que el establecimiento y mantenimiento de bosques puede llegar a ser incorporado como parte de sus quehaceres y economía. Varios Proyectos de desarrollo han podido experimentar que en grandes núcleos de la población de San Lucas los desarrollos agroforestales y otros modelos forestales son acogidos por la población rural, si hay un proceso adecuado en términos financieros, asesoría empresarial, articulación a alianzas productivas y comerciales, apoyos técnicos y sociales.
Ante todo cultivar bosques
Se precisa centrar la respuesta fundamental en el establecimiento de diversos modelos de cultivo forestal con fines productivos: plantaciones forestales puras con el doble fin de recuperar áreas degradadas y generar alternativas productivas, agroforestería –incluso el manejo silvopastoril-, y enriquecimiento de rastrojeras con especies valiosas comercialmente y propias de esos ecosistemas. Su focalización debe estar dirigida, especialmente, al campesinado y a las comunidades étnicas, pues ello los atrae a la institucionalidad y les brinda un gran motivo de arraigo y de organización en la medida en que la magnitud del proyecto forestal tenga la capacidad de ser el eje primordial de su economía y aliente la diversidad de sus actividades productivas.
En tal caso, el proyecto forestal productivo les genera a las familias campesinas y étnicas capacidad de asumir y concretar el compromiso para no degradar el bosque nativo y salir al paso a otros sectores de la población que pudieren afectarlo.
Por ello, más que actuar en el bosque existente, la prioridad para su conservación es, sobre todo, invertir en cultivar su periferia desmontada y de bosques degradados. Ello, además, contribuirá a almacenar carbono y a reducir su emisión, lo que permite articular a San Lucas a los objetivos y estrategias de atención y prevención del cambio climático.
Conocer, aprovechar y conservar la biodiversidad
Si bien se han perdido bosques o muchos están degradados, en San Lucas perviven grandes masas boscosas en buenas condiciones y, además, muchas áreas que recuperan sus coberturas forestales. Allí se encuentra una gran biodiversidad que amerita la definición de objetivos de preservación mediante diferentes estrategias: su identificación y conocimiento, la definición de áreas de preservación, entre ellas los retiros a fuentes hídricas y altas pendientes, la valoración y el uso sostenible de la diversidad presente, múltiples facetas de la estructura y dinámica de esos bosques, y, en fin, la definición de las formas de articulación de los territorios campesinos y étnicos a los propósitos de la preservación y uso sostenible en el marco de acuerdos y compromisos con las comunidades y familias habitantes.
Sostenibilidad y economía campesina en los aprovechamientos madereros
En materia de aprovechamientos madereros, un objetivo a alcanzar es buscar el incremento de la sostenibilidad, formalidad de los aprovechamientos y calidad de vida de la población campesina y étnica dueña de los bosques. Hoy gran parte de los dueños de los bosques -especialmente el campesinado y las etnias que los ocupan- están marginados de los principales beneficios y posibilidades que brindan o podrían brindar los aprovechamientos madereros: esos bosques se degradan, se producen grandes desperdicios de madera que queda abandonada en el lugar de la tala, no se realiza ninguna actividad significativa de transformación que brinde valor agregado y la participación de los dueños de los bosques en los beneficios económicos que deja la cadena forestal son los más bajos, así que los bosques y maderas que sobreviven a las explotaciones quedan aún más expuestos a ser sometidos a su irracional explotación.
Por un consenso sobre las vías, en especial sobre las Autopistas de la Prosperidad
En cuanto a las vías, como motor de valorización de tierras y de maderas, que estimula la deforestación y el mercado de tierras asociado a ella, una alternativa es propiciar, ante los diversos niveles territoriales del Estado que las construyen, la reflexión sobre este problema así como la importancia de precaverlo. Al menos estas alternativas podrían concurrir:
• El desarrollo de un sistema vial y de transporte alternativo que garantice la movilidad y los productos de los habitantes de los bosques, a la vez que desestimule el madereo y la valorización comercial de tierras con bosques nativos.
• En especial los grandes proyectos como las llamadas Autopistas de la Prosperidad, deberían articularse a la generación de modelos de desarrollo forestal con plantaciones a lo largo de su eje, incluso antes de que empiecen a construirse. Como factor preventivo y como forma de reforzar el sentido de esos desarrollos viales, la región debe planificar el desarrollo industrial forestal en torno a los futuros ejes viales de la competitividad. La serranía de San Lucas, sus mejores bosques, serán impactados de acuerdo al manejo que se les dé a esas Autopistas.
La minería en la suerte forestal de San Lucas
Deberían abordarse diversidad de propuestas:
• Las grandes empresas mineras, además de unas adecuadas relaciones laborales y de la implementación del plan de manejo ambiental acordado con las autoridades, gracias a su capacidad y al sentido de responsabilidad social, pueden contribuir –de hecho algunas Empresas mineras vienen contribuyendo- a formar capitales semilla que diversifiquen la oferta productiva, la capacidad de la recirculación de la riqueza en las localidades donde trabajan y en general, pueden contribuir a la realización del goce efectivo de derechos por parte de la población.
• Frente a la minería informal, la institucionalidad debería trabajar en dos frentes, sin que el uno condicione al otro: es válido trabajar por la formalización del título minero pero su inexistencia no debería ser óbice para que las diferentes instituciones puedan realizar procesos de acercamiento a los mineros informales mediante alternativas de asistencia técnica, legal, financiera, ambiental y social, que les permita a esos mineros sentirse incluidos, acercarse a procesos de formalización del título minero, ganar confianza en la institucionalidad y propiciar fórmulas de arreglo en el conflicto por áreas con la minería formal y con los objetivos de preservación ambiental y desarrollo rural. Teniendo en cuenta que existen alternativas tecnológicas, asuntos urgentes e inaplazables como la reducción y supresión definitiva del vertimiento del mercurio –y su terrible impacto en el ser humano y en los ecosistemas- se alcanzarán sólo si hay compromiso de los mineros, lo que implica una transformación cultural, más que medidas de fuerza.
Tal como lo propone el Pacto por los Bosques de Antioquia, refiriéndose a todo el Departamento, en concreto la preservación y la recuperación de uno de esos bosques –el de San Lucas– es un desafío para la alianza que podamos construir entre las comunidades rurales, la institucionalidad, los empresarios y la comunidad internacional.
Para cualquier inquietud o ampliación, puede comunicarse con el Colectivo de Comunicaciones por el Derecho la Tierra, Manuel Tovar Seña, celular 3113600686 al correo electrónico matose79@yahoo.es; con Clara Restrepo, Directora del Jardín Botánico de Medellín, celular 311 6 232338, correo electrónico clara.restrepo@botanicomedellín.org y con Germán Ríos Arias, celular 300 6 020459, correo electrónico germanriosarias@gmail.com, Medellín.
Trabajemos por hacer realidad un compromiso con los bosques y la gente de San Lucas
0 comentarios :
Publicar un comentario