viernes, 16 de diciembre de 2016

PRONUNCIAMIENTO DE LAS ORGANIZACIONES CAMPESINAS, ÉTNICAS, GREMIALES, MUJERES RURALES BAJO CAUCA ANTIOQUEÑO Y NORTE DE ANTIOQUIA

En un foro desarrollado en Caucasia bajo el lema "TIERRA, TERRITORIO Y CULTIVOS DE USO ILÍCITO EN EL BAJO CAUCA -  RETOS PARA LA IMPLEMENTACIÓN DEL ACUERDO DE PAZ", los  campesinos, indígenas y Afros, construyeron el siguiente documento como conclusión.

Contexto:
Desde el año 2015, los diferentes actores sociales, comunitarios e instituciones del Bajo Cauca  antioqueño iniciamos un proceso de apropiación de la agenda de paz que se estaba acordando entre el gobierno nacional y la guerrilla de las FARC- EP.
En estos ya casi dos años de interacción en torno a las propuestas que se estaban tejiendo de cara al acuerdo para una paz estable y duradera, los actores de los seis municipios del Bajo cauca y del municipio de Valdivia,  fuimos  encontrando los hilos de la relación entre nuestra  agenda como territorio y la que se tejía en el acuerdo de paz de la Habana Cuba.
En este ejercicio democrático, se fueron  instalando la esperanza de acceso a la formalización de la tierra, a que sea restituida a las miles de familias desplazadas,  y a un fondo de tierras para campesinos que no la tienen, o acceden a ella de manera insuficiente. Se evidenciaron estrechas relaciones entre lo que denominamos “el desbloqueo de la tierra en el Bajo Cauca” en el año 2013, y los propósitos de una reforma rural integral. Esperamos que  ella –la reforma rural integral-reconozca la deuda social con los sectores rurales y las comunidades campesinas, mujeres, indígenas, afro descendientes. La esperanza de una transformación de la política antidrogas, sin fumigaciones y sin criminalización de los campesinos productores de hoja de coca; la esperanza de una porción de participación política a través de circunscripciones especiales para los territorios más excluidos, hace también parte de nuestras expectativas, especialmente en un momento en que el gobierno del presidente Juan Manuel Santos, cuenta con las herramientas jurídicas y constitucionales para echar a andar el acuerdo firmado el 24 de noviembre de 2016.
Nuestra población con altos niveles de victimización, recibe con especial interés el tema de la justicia especial para la paz, que gira de igual forma en torno a las víctimas y sus derechos, colocando el reconocimiento de responsabilidades de todos los actores en el conflicto, la dignidad de las víctimas y el compromiso con la verdad como los parámetros para hacer justicia. La estructura del acuerdo está configurada sobre los derechos de las víctimas a la verdad, la justicia la reparación y la No repetición. 
La posibilidad de hacer realidad esta esperanza, sabemos, pasa por comprometernos como sociedad y comprometer al Estado, para demandar la implementación de estos acuerdos, teniendo en cuenta que los seis municipios del Bajo Cauca antioqueño y Valdivia, están priorizados para el posconflicto. La presencia de todos los actores armados y  la ausencia de un Estado que garantice los derechos,  la ponen dentro de las subregiones con más bajo nivel de calidad de vida, alta conflictividad armada y altos niveles de exclusión socio territorial.
Por ello buscamos en este encuentro instalar un dialogo entre sociedad organizada del Bajo Cauca y el Estado nacional para concretar caminos hacia la implementación de los acuerdos de paz, especialmente en los temas de Reforma Rural Integral y en el de Cultivos de uso ilícito, como reto para avanzar hacia una paz estable y duradera en el Bajo Cauca Antioqueño, y aportar a caminos de no repetición en la región y el país.

ELEMENTOS A CONSIDERAR EN EL TRÁMITE DEL PROBLEMA DE TIERRAS Y CULTIVOS ILICITOS EN EL BAJO  CAUCA ANTIOQUEÑO DE ACUERDO CON SUS ORGANIZACIONES TERRITORIALES

 Participación organizativa y comunitaria del territorio: avanzando en la configuración de un actor colectivo territorial

La población del Bajo Cauca a pesar de vivir en un territorio complejo donde el conflicto armado ha buscado impedir la organización y movilización social, ha construido una dinámica organizativa y de movilización en torno a temas como la sustitución de cultivos, la minería y los temas asociados al derecho a la tierra. Organizaciones campesinas, afrodescendientes, indígenas, de mujeres, de jóvenes, de víctimas, entre otros, han sido protagonistas de estos procesos. Un ejemplo fue el compromiso que asumimos las organizaciones en el proceso de elaboración de una propuesta de Desarrollo Rural Integral con Enfoque Territorial para la región entre enero y mayo de 2013. Allí, 844 personas del Bajo Cauca Antioqueño, 490 hombres y 354 mujeres, fuimos  protagonistas dela producción de esta propuesta, una agenda territorial para desbloquear la tierra, bajo la coordinación del PNUD, Incoder y el Jardín Hidrobotánico de Caucasia.

En la propuesta se destacaba,iniciativas existentes como por ejemplo: las escuelas de formación de líderes, el comité de mujeres de la Asociación Campesina del Bajo Cauca (ASOCBAC), y el Colectivo de Comunicaciones por el Derecho a la Tierra del Bagre. Al igual que las organizaciones indígenas y afro; procesos que en estos años venimos buscando caminos de articulación.

     Como estamos avanzando

Durante el año 2016, este proceso toma mayor relevancia, cuando entrabamos en la fase final de la firma de un acuerdo de paz entre el Gobierno de Juan Manuel Santos y las FARC. A pesar de ser conscientes de los demás factores y actores de conflicto armado que obstaculizan la construcción de alternativas en el territorio, en dialogo con un conjunto de instituciones retomamos nuestra agenda y la pusimos en dialogo con la que se estaba discutiendo en la Habana.

Pero quizá lo más importante es que hemos dado pasos preparándonos para ser actores claves en la implementación de los acuerdos, y en especial los que se refieren a la reforma Rural integral, para nosotros en plena coherencia con lo que proponemos como “desbloqueo de la tierra”, y el tema de cultivos de usos ilícito. Algunos ejemplos de estos avances se pueden identificar en el proceso de articulación de varias organizaciones en el GDT (Grupo de gestores por derecho a la  tierra), que en el marco de un proceso formativo avanzamos en un diagnóstico sobre la concentración y la tenencia de la tierra, que hoy podrá ser un referente como herramienta para concretar en el territorio la implementación del compromiso de formalización de la tierra a los pobladores, comunidades y organizaciones que habitamos y construimos la ruralidad. Con datos precisos sabemos las demandas concretas de formalización y ya con propuestas específicas les tenemos la ruta para su implementación. 

     Responsabilidades del estado

 Formalización de la propiedad

Las propuestas que venimos realizando, tienen dos implicaciones, de un lado el desenglobe de  18.000 hectáreas de la Reserva Forestal del Magdalena Medio (Ley segunda de 1952) y concertar con implicaciones decisorias con las comunidades campesinas y étnicas los ajustes o declaraciones de nuevas áreas de reserva de cualquier índole, para poder formalizar la tierra a las familias campesinas, y de otro, en el proceso de formalización no permitir que títulos mineros en estos territorios entregados a  empresas multinacionales, se conviertan en obstáculo para avanzar en la formalización.

De igual manera romper la lentitud e inercia en los procesos de restitución de tierras a las familias que han sido despojadas y avanzar en el catastro multipropósito, dándole un papel activo a las organizaciones del territorio. Es necesario y urgente que se incorporen al fondo de tierras los baldíos que resultan de la desecación natural o artificial de los humedales.

En el caso de formalización de tierras a comunidades étnicas es urgente resolver las solicitudes de titulación y ampliación de resguardos indígenas y de territorios colectivos de las comunidades del Bajo Cauca: Nechi, Bagre, Tarazá, Caucasia, Cáceres, Zaragoza.
                                             
 Creación del fondo de tierras

Definir claramente las fuentes para el  fondo de tierras en la subregión: entregar el mapa completo de tierras en extinción de dominio y de tierras improductivas que lo pueden componer.

Proponemos:

-   Revisar en términos estructurales la manera en que se han venido adjudicando por parte de las administraciones municipales la tierra en extinción de dominio y hacer los ajustes del caso con una política coherente en función de la implementación de los acuerdos y el registro de beneficiarios que debe cumplir estrictamente los criterios planteados en el acuerdo final.

-     Avanzar en un plan de ordenamiento territorial de alcance subregional, que cree las bases de la reforma rural integral en el Bajo Cauca, con su respectivo plan de inversiones de corto, mediano y largo plazo. Hacer un plan de inversiones coherente y articulado con los recursos del Estado y de la Cooperación Internacional, que deben actuar coordinadamente.
-          Identificar con nuestras comunidades y organizaciones rurales, la posibilidad de concreción de zonas de reservas campesinas que reconstruyan las identidades de los diferentes territorios que configuran la subregión, por ejemplo en las zonas de amortiguación de la reserva forestal del magdalena medio y de la reserva natural Bajo Cauca – Nechi, se podría considerar la constitución de zonas de reserva campesina. (PNUD.INCODER. JHB-JIHC: 2013)

-          Propiciar las condiciones y recursos que permitan el fortalecimiento de la participación ordenada de las organizaciones en la construcción de un ordenamiento territorial para la paz y la equidad, que rompa la política clientelista y constituya una ciudadanía comprometida.

-          Es fundamental en el bajo cauca para hacer viable la reforma rural integral la reforma del código minero con participación de los actores territoriales en las diversas escalas de la minería, lo que implica apoyar en la subregión una consulta previa, informada con enfoque diferencial, que aporte a la transformación de la política pública minera, una revisión de los títulos mineros y un dialogo que ligue democracia en el acceso a la tierra, defensa del medio ambiente, el derecho al agua,  la salud pública y pago de la deuda social y ambiental que esta actividad a ocasionado en el territorio. 

      Cultivos de Uso Ilícito y Campesinos Cocaleros (Coquicultores)

Este punto es fundamental en el Bajo Cauca, dado que de la producción de hoja de coca en Antioquia, la gran mayoría se encuentra en la región. Esto tratado con fumigaciones, y con criminalización del productor y de consumidor, agrega nuevos factores de exclusión y violencia, sin que desmantele la estructura narcotraficante del negocio.

Ya en el estudio citado de (PNUD.INCODER.JHB-JIHC: 2013) se afirmaba que: “Hasta el momento el enfoque prohibicionista ha generado una serie de consecuencias no intencionales como: mafias organizadas, marginalización de consumidores, el desplazamiento geográfico de la oferta y rutas de comercialización, y la sustitución e introducción de nuevas sustancias”. Igualmente el acuerdo en el punto de cultivos de uso ilícito plantea invertir la política que ha criminalizado al eslabón débil de la cadena que es el campesino cultivador de coca (coquicultor), avanza hacia la eliminación de las fumigaciones, al restablecimiento de los derechos de los campesinos con una política de sustitución de cultivos que no los criminalice, y trata el problema de la adicción como un asunto de salud pública, asunto que también destacábamos en el estudio de 2013.
El pronunciamiento del Señor Presidente De La República Doctor Juan Manuel Santos Calderón al recibir el PREMIO NOBEL DE LA PAZ, el 10 de Diciembre en Oslo, en cuanto al fracaso de la política antidrogas en el mundo y su invitación a la comunidad internacional para reformular esta política, nos anima a continuar trabajando por la sustitución creativa de cultivos de coca en nuestra región con el acompañamiento del Estado y la ONU.
Para las comunidades coquicultoras (campesinos cocaleros) del bajo cauca y del norte de Antioquia, la inclusión de este tema nos ha activado la esperanza de encontrar una solución  integral e incluyente. Por ello nos hemos venido organizando en comités cocaleros municipales, en asambleas comunitarias,  como lo hicimos el pasado 4 de noviembre en Taraza y la conformación por medio de asambleas comunitarias de la asociación de campesinos organizados por la cuchara de Antioquia – ASOCOCAN, en el municipio de Nechi y lo venimos haciendo en diferentes regiones y municipio del país. Aspiramos en que de manera organizada y en dialogo con el estado aportemos experiencias de carácter regional a la implementación de esta parte del acuerdo. Demandamos del estado que estos sean reconocidos como interlocutores válidos en los municipios y comencemos a formular los PLANES MUNICIPALES DE SUSTITUCIÓN DE CULTIVOS ILICITOS CON PARTICIPACIÓN COMUNITARIA.

Romper la política de criminalización a  los campesinos, y mantener de manera indefinida la suspensión de las aspersiones es clave.Proponemos que se conserve la prohibición de la aspersión aérea para erradicar los cultivos ilícitos, como lo demandó  las Farc- Ep en los acuerdos de Paz. 
Acá es fundamental que no solo el ejecutivo, sino la fiscalía general de la nación a través del fiscal Néstor Humberto Martínez, acoja las políticas  sobre las que el acuerdo quiere avanzar y no las bloquee criminalizando a los campesinos y reactivando la política de fumigaciones.

Condiciones para avanzar conjuntamente estado y Sociedad en esta dirección

El proceso de negociación y la firma del acuerdo final para la construcción de una paz estable y duradera abren el espectro de participación de diferentes formas organizativas.


1.        El estado debe reconocer los proceso que se están tejiendo en el territorio y fortalecerlos
2.       El estado debe proponer un plan integral de implementación de los acuerdos en la subregión, que pueda ser interpelado y ajustado con los actores del territorio, creando una agencia regional para la coordinación interinstitucional que haga coherente los pronunciamientos con las realizaciones del Estado en el marco del ACUERDO FINAL y la Constitución Nacional.
3.       Es fundamental que las instituciones del Estado, la cooperación internacional y los recursos provenientes de ambos lados entren de manera organizada y articulada al territorio, condición para poder avanzar en una reforma rural integral. Mientras el congreso discute y aprueba las leyes que serán el marco jurídico de la implementación, la dinámica política de corto mediano y largo plazo debe ser construida en cada uno de los territorios.
4.       La sociedad del Bajo Cauca, sus instituciones socio territoriales y sus organizaciones debemos configurar una propuesta que le vaya dando un actor colectivo a la implementación de cada uno de los puntos de los acuerdos, proponemos iniciar con trabajos ordenados en los puntos relacionados con la Reforma Rural Integral y de cultivos de uso ilícito.
5.       El estado debe presentar a las comunidades la estrategia para transformar los conflictos armados que persisten después del acuerdo con las Farc- Ep avanzando de manera clara hacia un monopolio de las armas que desactive de manera estructural los diferentes actores armados que mantiene un control del territorio sobre la base del miedo y la zozobra.
6.       Presentar una propuesta de reinserción de los antiguos combatientes que van a llegar al territorio, haciendo un balance del conocimiento y aporte que estos pueden hacer en la sociedad.
7.       Todo ello debe ir acompañado de la construcción de un proyecto cultural  que transforme las prácticas sociales para avanzar efectivamente hacia un proceso de paz estable y duradera.
8.       Definir un plan de protección para líderes y lideresas sociales y altos excombatientes, demostrando que efectivamente se puede hacer política sin armas.
9.       Recomendamos que para avanzar el proceso de implementación en el territorio se tengan en cuenta los avances realizados, como el de la propuesta de desarrollo rural con enfoque territorial para el Bajo Cauca, una implementación de Colombia país rural razones para la esperanza. “Bajo Cauca razones para la vida y la esperanza” (2013) y desarrollo posteriores que han realizado las organizaciones, como los comités cocaleros o los GDT.




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