lunes, 23 de abril de 2018

La Bonga, la vereda que se resiste al olvido.


La vereda La Bonga fue fundada en el año 1945; familias procedentes de los Departamentos de Córdoba, Bolívar, Sucre y del interior de Antioquia; se establecieron  en el estrecho y rico valle formado por la quebrada Villa Chica.
Su riqueza (tierra ilimitada, oro, fauna y flora) pronto atrajo nuevas familias quienes en las décadas de los 60 y 80 conformaron una de las dos veredas más grandes del municipio de El Bagre.
Para la década de los 80, La Bonga configuró cuatro grandes parajes. El Cimarrón ubicado al occidente, El Pandero que extiende sus límites hasta el río Tigüí al  suroeste, también comprende la comunidad indígena de El Noventa, un enclave Senú ubicada al sur y el paraje de  La Capilla que en su mayoría está constituido por familias afros.

La Bonga fue un importante centro comercial de Guamocó, logró movilizar el apoyo institucional de la época, conformando la primera cooperativa campesina, compraba los productos agrícolas de los campesinos y vendía a bajos precios lo que en la región no se conseguía; gozaba del único centro de salud entre el corregimiento de Puerto López y el casco urbano de El Bagre, así mismo contaba con un Centro Educativo oficial de la región, garantizando el acceso a la educación de sus cuatro parajes.
La década de los 80 y 90 pasaron sus facturas a los habitantes de La Bonga a nombre del conflicto armado.
En el año 1985 sus habitantes, al igual que todas las veredas fueron obligados a apoyar el paro armado, desde allí vinieron las estigmatizaciones para los líderes y un año después ocurre la primera masacre, al parecer a nombre del MAS una agencia militar al servicio del gobierno para hacer las “limpiezas sociales”  En este hecho muere Santamaria Piñeres un prestigioso comerciante y arriero de Guamocó y Nidian Hernández enfermera residente encargada del centro de salud, además de varios heridos.
En el año 1987 fue asesinado por la FARC Adolfo Canoles presidente de la Junta de Acción comunal, como consecuencia de ello, muchas familias se desplazaron al casco urbano de El Bagre, finalmente, a los finales de los años 90 e inicio de los 2000, llega el fenómeno del paramilitarismo introduciendo los cultivos ilícitos, con ello desapariciones, amenazas y más asesinatos, esto produjo el desplazamiento masivo jamás visto en el municipio de El Bagre.
Desde el año 2010, las familias en cada uno de los parajes fueron retornando de manera voluntaria y sin el apoyo de la institucionalidad. Desde su retorno la vereda La Bonga , sus parajes junto con otras comunidades vienen haciendo ingentes esfuerzos por consolidar los procesos sociales, como la restitución de los derechos de las familias víctimas del conflicto, los derechos étnicos, la implementación de diferentes alternativas económicas como la producción de miel, la piscicultura a mediana escala, recuperación de sus áreas degradadas por las acciones antrópicas y  sus niñas, niños, adolescentes y jóvenes viene participando de un entorno donde se desarrolla la metodología Paz y Derechos Humanos de la Serranía de San Lucas, proceso de se viene desarrollando hace ya cuatro años y arroja resultados importantes entre los jóvenes.

El Colectivo de Comunicaciones Gente y Bosques y la Oficina en Colombia del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos, han convenido la descentralización del entorno a los diferentes parajes y veredas circunvecinas, para seguir fortaleciendo desde las juventudes el tejido social, el conocimiento de los derechos humanos para que más personas a través del tiempo se motiven en  participar de los procesos sociales y colectivos. “La descentralización del piloto nos permite a más personas conocer de los temas que trata y que en muchos de los casos no asistimos por lo distante que nos quedaba” dijo Miladis Hernández una joven indígena de la comunidad de El Noventa.
Por su parte Enuar Tovar Nisperuza presidente de la JAC de La Bonga, cree que la descentralización del entorno permite el encuentro de los jóvenes vecinos, a la vez que garantiza el acompañamiento social e institucional que tanta falta ha hecho en esta región.
Finalmente la casa de justicia de El Bagre y la Personería municipal se han vinculado a los procesos formativos y de acompañamiento psicosocial impulsados por la metodología en materia de derechos humanos y habilidades para la vida.

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